Tu sexualidad está en tus manos, nos invita a su 6° paseo por la sexología
Hace algún tiempo en un transporte público, me sumergí en la conversación de dos mujeres de unos 40-45 años.
Una le decía a la otra algo así como “…creo que si llevas mucho tiempo con tu pareja, llega un momento que te aburres de hacer siempre lo mismo, las mismas posturas, unos pocos besos, unas cuantas fricciones, para terminar en lo de siempre y, ...entonces…usar de vez en cuando estas cosillas te hacen salir de la rutina, son…umm…necesarias para dar un poco de chispa a la relación…no me creo que digas que nunca las has usado, llevando ya tantos años con Pedro…yo…, nosotros…lo vemos tan normal… si no fuera por ellas …no sé lo que hubiera pasado…no sé…”
Me hubiera gustado seguir oyendo más... pero llegué a mi parada.
Este artículo no intenta ser ni una defensa ni una diatriba sobre los objetos denominados eróticos, más bien, la cuestión de fondo que desearía plantear es el porqué de su uso tan extendido actualmente.
Si echamos una mirada a la prensa veremos que han proliferado las publicaciones de revistas dedicadas a la Sexualidad, con regalos incluidos en algunas. También otras, que estando ya en el mercado, añaden esta sección.
Sus páginas están repletas de trucos, cuestionarios tendenciosos, mensajes con guión y final prefijados, posturas, historias con poquita sencillez y espontaneidad, mujeres y hombres con cuerpos perfectos. Otro aspecto a tener en cuenta es que la edad de sus lector@s ha disminuido espectacularmente, dato avalado por las publicaciones y ventas en quioscos destinadas a un público cada vez más joven.
Según un artículo el 50% de las chicas entre 10 y 15 años afirmaron que las revistas les servían para aprender sobre la vida y de esa cifra, el 34% correspondía al conocimiento que obtienen sobre los chicos.
El reportaje termina con la opinión de la gran influencia que ejerce esta prensa en la Adolescencia.
Uno de los objetivos del encuentro erótico es el descubrimiento, el aprendizaje, la búsqueda de nuestro cuerpo y el de la pareja, la recreación y el esparcimiento de las sensaciones de complementariedad, de calor, de fusión, de placer…en definitiva, el crecimiento, bienestar y desarrollo de nuestro imaginario erótico y esto no se consigue simplemente con el uso (o des-uso) de uno u otro artilugio…ya que indefectiblemente el cansancio y la monotonía, también pueden llegar con ellos.
Esta época de globalización y tecnología nos ha traído muchos avances y facilidades, pero a pesar de dichas comodidades, hemos dejado atrás algo muy importante…el contacto con la/el otra/o.
Las máquinas nos ahorran tiempo y esfuerzo, pero lejos de “invertirlo” en nosotrxs y/o en nuestra pareja, nos creamos más deberes, más actividades, pues así parece que esta sociedad nos lo prescribe.
Todo lo queremos ya, pronto…priorizando el destino, en detrimento un tanto del camino y de la aventura.
La comparación con la comida me parece bastante acertada.
Estamos inmersxs en la sociedad fast food.
Nos hemos acostumbrado a tener todo al alcance de la mano, olvidando un poco que los encuentros eróticos no se consiguen haciendo clic en un botón o introduciendo un precongelado en nuestro microondas…
Sobrestimando la meta sobre el camino, conociendo siempre dónde terminaremos, se hace difícil si no imposible, obtener el placer por el simple hecho de caminar…
El sentirnos deseadxs y el desear más que un momento es todo un proceso…Invita a la reflexión, al sosiego, al despertar de nuestros cinco sentidos, a todo el cuerpo…a una espera y a un paseo que ya por sí mismos, enriquecen, independientemente de cuál y cómo sea el viaje.
Indudablemente, estos objetos pueden darnos pistas, ideas, posibilidades, algunas o muchas risas, placer…pero no serán útiles en un intento de remendar nuestra Amatoria en pareja.
Tal vez, el quid de la cuestión esté más en cómo nos entreguemos a los encuentros eróticos que lo que usamos o hagamos…poner en cada momento fantasía, humor, tiempo, ternura, imaginación, respeto, naturalidad, deseo, paciencia, ganas, confianza…con todos estos ingredientes, a fuego lento...podemos convertir cada instante en algo único y mágico.
Olé
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