Sanemos a nuestra niña/o interior


Hola mi amor, son muchos años los que llevamos conviviendo, y tal vez, sean demasiados los que te he ignorado. Te he estado buscando y, finalmente te he encontrado, agazapada en un rincón; estabas asustada y triste, me has dicho que tenías miedo a la oscuridad, que estabas perdida y te sentías abandonada.

Llevabas unos harapos rotos y sangrabas por la nariz. Me acerqué más, y te vi llena de heridas y cicatrices. Me senté a tu lado y te hiciste una bola. No entendía que estuvieras en ese estado, y por primera vez, supe lo olvidada que te había tenido.

Me contaste que llevabas años sintiéndote en la más absoluta soledad, que habías luchado sin cuartel por olvidar los desprecios, las burlas y la falta de respeto en el mundo que te rodeaba. Que habías intentado en numerosas ocasiones complacer a todas las personas, dando lo mejor que podías ofrecer y que te habían enseñado, y que no entendías que clase de enfermedad tenían los humanos porque no sentían y veían lo mismo que tú. Que estabas vacía.

Por eso hoy he decidido curarte, cuidarte y amarte. Te he desvestido con mucho cuidado, con todo mi amor, te he quitado muy despacito cada capa, curando tus heridas. Has gritado, me has empujado porque no soportabas el dolor, no querías que siguiera limpiando tu pus. Me decías..."vete".
Finalmente te has rendido, y nos hemos abrazado, nos hemos sentido, nos hemos mirado a la cara. Te he acostado, te he dado un beso, agotada como estabas, pero tu mirada era otra, era de esperanza, de ilusión, de amor. Mientras, yo te cantaba: "duerme, duerme mi niña hermosa, porque siempre estaré para ti.

Desde este día, siempre que te busco, te encuentro con una sonrisa, me abrazas, me coges de la mano y me dices: "llévame a tu jardín", ahí somos felices y lo seremos en todos los lugares, porque sabes que juntas, conquistaremos el Universo.

<<Desconozco al autor/a de esta carta>>

No hay comentarios:

Publicar un comentario