Desconozco la autora de este texto, pero hace años que cayó en mis manos y lo comparto con vosotr@s.


Siempre pensé que para amar a otra persona, antes tenía que amarme a mí misma.
No obstante, persiste la idea de que amarse a uno mismo es un sentimiento egocéntrico, infantil, destructivo...
Pero la lógica nos dice que solo podemos ofrecer lo que poseemos y que lo máximo que poseemos es nuestra capacidad de dar...

Cuando me refiero al amor, me refiero a ese amor que nada tiene que ver con lo carnal, me refiero a un amor espiritual, incondicional... sin esperar nada a cambio...

Esto no significa tener que hacer balance de quién hizo qué y quién hizo más.
Habrá ocasiones en que daremos más de lo que nos dan pero habrá momentos en que necesitaremos y recibiremos más de lo que nosotros somos capaces de dar.

Contar los tantos implica una competición deportiva no una mutua relación de apoyo.
El verdadero amor requiere dar a la otra persona sin pensar quién se queda con la mejor parte...

No esperes a haber arreglado las cosas para amarte.
La insatisfacción contigo misma es una pauta habitual.
Si logras sentirte satisfecha contigo misma ahora, si puedes amarte y aprobarte ahora, entonces serás capaz de disfrutar de lo bueno cuando venga.

Una vez que aprendas a amarte a ti misma, comenzarás a amar y a los demás.
No podemos cambiar a otras personas, de modo que dejémoslas en paz.
Gastamos muchísima energía intentando hacer que los demás cambien.
Si empleáramos la mitad de esa energía en nosotros mismos podríamos llegar a actuar de otra manera, y entonces los demás reaccionarían también de modo diferente...

Por eso te digo, aprende a amarte ya!!!, ahora mismo...
Piensa que tu mente es como si fuera un jardín. Para empezar, un jardín es un trozo de tierra.
Puede que en él haya muchas zarzas de odio a uno mismo y piedras de desesperación, rabia y preocupación.

Hay un viejo árbol llamado MIEDO que necesita una buena poda o que lo corten.
Una vez hayas limpiado bien el terreno y abonado la tierra, siembra algunas semillas de alegría y prosperidad.

El Sol brilla sobre tu jardín, y tú lo riegas, lo abonas y lo cuidas amorosamente.
Al principio no se ve que suceda gran cosa. Pero tú no te detengas,
continúa cuidando tu jardín.

Si tienes paciencia, las plantas crecerán y se llenarán de flores.
Lo mismo sucede en tu mente: tú seleccionas los pensamientos que vas a cuidar, y si tienes paciencia, verás como crecen y contribuyen a crear el jardín de experiencias que deseas.

Cultivar la amistad auténtica es imprescindible en todo ser humano para sentirse a gusto.

Si cultivamos la amistad, de quien primero tenemos que ser amigos es de nosotros mismos.


Apoyo y comparto este texto con este mandala que os ayudará en el arte de aprender a amar y amaros.


  • Proyecta tranquilidad
  • Ayuda a sentir hacia uno mismo y hacia los demás
  • Proyecta energía vital al sistema circulatorio, cardiovascular y corazón.

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